Ante la necesidad de una mayor credibilidad en las noticias, es imperioso empezar un proceso de educación urgente.
Una de las preocupaciones más reiteradas de personas que manejan y analizan información es el alarmante aumento de noticias falsas que se amplificadas en las redes sociales, sin ningún rigor, respeto y criterios que mancillan la honra de las personas mencionadas. El Instituto Prensa y Libertad (IPL) de la Fundación Libre realizó un manual para entender este fenómeno y aportar datos sobre este flagelo a nivel mundial que se agrava con una escalada de la ignorancia al momento de comprender y tratar una información.
Primero, parece ambivalente que tengamos la posibilidad de que las informaciones alcancen una proporción mucho más amplia y potente que en el pasado, pero al mismo tiempo, eso genera que se nos escuche menos. La fórmula es: a mayor cantidad de medios y mayor potencia de estos, la información llega más, pero la efectividad de la percepción es menor.
Segundo, al público le es más difícil detectar cuando una información proveniente de la web o de las redes sociales es falsa. Es más difícil hacerlo, que cuando viene de un medio tradicional.
Tercero, la crisis cultural en el conocimiento que afecta no solamente al periodismo, sino también a otras instituciones clave de la vida moderna como la ciencia, la medicina y la educación. Las noticias falsas han existido siempre. Pero un elemento diferenciador del momento que vivimos es la existencia de una infraestructura de información con una escala, un alcance y una horizontalidad en los flujos informativos sin precedentes en la historia. La red social Facebook, por ejemplo, llega cada día a más de mil millones de usuarios. Esta infraestructura hace posible que la gente sea creadora de contenido junto con instituciones de medios establecidas, y no simple consumidora.
Más información, pero menos informados. Una ecuación que si no solucionamos puede terminar por generar olas de personas movidas por el odio y siendo manipuladas.
FUENTE: 5Dias